OLIVIERO TOSCANI
- Astrid VS
- 18 may 2021
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Fotógrafo italiano nacido en 1943, considerado como uno de los fotógrafos publicitarios más provocativos del siglo XX.

Fotógrafo de raza, heredó de su padre su amor por la fotografía. A los seis años su progenitor le regaló su primera Rondine, una cámara muy sencilla con la que, a su corta edad, aprendió que las fotos se hacían con el cerebro, con la mirada interior más que con un aparato. Publicó su primera foto con catorce años cuando, acompañando a su padre en un reportaje, consiguió con habilidad retratar a Raquel Mussolini.
En 1962 fue admitido en la Escuela de Artes Aplicadas de Zürich, donde aprendió que el compromiso con la concienciación social podía ser el mejor tema para representar. Después de trabajar varios años en publicaciones de rock y pop con su absoluta libertad en la representación de las formas, las revistas de moda repararon en su trabajo, de tinte provocador por excesivo. Fue entonces cuando hacia 1965, momento en que la fotografía de moda necesitaba renovarse, empezó a trabajar en revistas italianas como Donna, Vogue o Moda y Elle en París.


Pero fue en 1983 cuando se estableció su gran compromiso con la fotografía publicitaria gracias a la firma Benetton. El primer objetivo encargado a Toscani por la casa italiana fue la de “crear una imagen de marca” y a eso ha dedicado gran parte de su inquietante y polémica labor profesional. Se inició en este momento una dura carrera contra la publicidad embellecida y maquillada en pro de la muestra de la realidad tal como es, como si de un espejo se tratara; sus vallas, sus inserciones, “venden” imagen a través del sufrimiento, el dolor, la enfermedad, los problemas de esta sociedad de la opulencia. Todo arranca en un viaje a Gaza, a principios de los noventa, cuando se empeñó en mostrar los rostros de aquellos cuya existencia oculta el mundo entero. Dichas imágenes fueron publicadas a modo de reportaje.


“Esta foto hizo más para ablandar los corazones de la gente que ninguna otra. No puedes mirar esta imagen y odiar a las personas que tienen SIDA. Simplemente no puedes”, fueron las palabras de Bob Cordle, director del centro donde murió David Kirby.
Desde los primeros años noventa, las campañas Benetton mezclaron géneros diversos: antirracismo, actualidad, anti-arquetipos, de forma que perturbaron el espacio publicitario con imágenes nunca utilizadas en este medio; este hecho provocó reacciones políticas y morales. Sus fotos funcionan como un inmenso periódico mural que cuestiona tabúes y miedos, que desencadena preguntas y debates inmediatos por la sola confrontación ante una imagen. Estos anuncios no se parecen a otros; es por ello que muchas personas los consideran escandalosos: rompen hábitos, vuelven a poner en tela de juicio toda la publicidad.





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